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Noticias


5 de marzo de 2018

Baloncesto y turismo en unos días inolvidables para diez viajeros

Diez aficionados malagueños han vivido desde el pasado jueves hasta ayer domingo unos días inolvidables junto al Unicaja. Estos afortunados acompañaron al equipo malagueño a Belgrado y Madrid. Turismo y baloncesto para guardar en la memoria muchos momentos especiales, sobre todo aquellos que compartieron con jugadores y miembros del staff técnico, que se mostraron en todo momento muy cercanos y accesibles al trocito de Marea Verde que estuvo disfrutando de estos dos partidos a domicilio.

Es jueves y todavía no han dado las 15:30 horas cuando el Unicaja llega al aeropuerto Pablo Ruiz Picasso. El equipo malagueño inicia un viaje en el que combinará dos salidas ya que jugará en las pistas de Estrella Roja de Belgrado y de Movistar Estudiantes. Serán 4 días de mucho baloncesto y tensión por la competición, pero que tendrán un toque especial en esta ocasión. Una decena de aficionados acompañan al equipo en la visita a dos de los históricos del baloncesto europeo y nacional.


Kiko, Mario, Ana, Juan, Carlos, José Manuel, José Ramón, Inés, Agustín y Yiyi van a estar en una de las pistas más míticas y temidas del baloncesto europeo, la Sala Pionir de Belgrado, donde el baloncesto es mucho más que pasión. Ya antes de coger el avión hacia tierras balcánicas la comidilla de los aficionados era el ambiente que se podrían encontrar en la pista de Estrella Roja.


Kiko y Mario son padre e hijo. Kiko es un gran aficionado al baloncesto de toda la vida, pasión que nació en sus años en los que jugaba en el Ciudad de Melilla. Ahora es un padre orgulloso, con un pequeño que juega en las categorías inferiores del Unicaja, el equipo de sus amores. Ellos hacen este viaje con el equipo gracias al #WortenBasketChallenge, concurso lanzado en redes sociales que bucaba la canasta más original de la afición del Unicaja. La complicidad entre padre e hijo se demostró con un excelente vídeo que mezclaba canastas imitando a los jugadores del Unicaja con un guiño humorístico hacia la alimentación sana.


Además, había en la expedición dos aficionados más que consiguieron sus plazas en el viaje Belgrado-Madrid gracias a los concursos del Carpena. José Ramón y su hija Inés venían a este estupendo viaje gracias al concurso de baile que realizó Unicaja Banco en el partido que se jugó en el Martín Carpena ante el Real Madrid. Nunca un baile de José Ramón había tenido un premio así, que además aprovecharía con su hija en plena Semana Blanca. No podía cuadrar de mejor manera el premio para disfrute de padre e hija.


José Manuel, otro de los aficionados, tenía claro que este año tenía que conocer alguna pista importante del baloncesto europeo y entre Kaunas o Belgrado se decidió por la pista serbia. Otro de los miembros de la expedición malagueña fue un ilustre deportista, el ex futbolista Juan Rodríguez que viajaba con su hermano Carlos, ambos, abonados del Unicaja desde hace años. Rodríguez viajaba por primera vez por Europa con el Unicaja. Además, aprovechó para intercambiar con Alberto Díaz una de sus camisetas que defendió en su carrera profesional, la del Getafe. Dos ilustres deportistas malagueños hicieron el acto de intercambio de camisetas a miles de metros de altura camino de Belgrado.


La llegada a Belgrado fue el jueves en torno a las 20:30 horas, con el termómetro por debajo de los 0º, y con poco tiempo para dejar las cosas en el hotel y salir rápido en busca de un sitio para cenar. Los serbios Dragan Milsoavljevic y Nemanja Nedovic ayudaron a que la decisión sobre la zona fuese rápida y eficaz. Recomendaron a los aficionados la zona de Beton Hala, llena de restaurantes y sitios de moda donde los malagueños pudieron degustar la gastronomía serbia y sus variantes. Esa recomendación de los jugadores es un simple ejemplo de la cercanía que se estaleció durante todo el viaje entre aficionados y miembros del primer equipo, tanto técnicos como jugadores.


Al día siguiente, ya con el partido en mente, los aficionados malagueños tuvieron el día para hacer turismo por la capital serbia. Preciosos lugares y rincones de una ciudad marcada por la última gran guerra que se vivió en Europa a finales del pasado siglo, en la que das un paso y siempre ves algo relacionado con el baloncesto. Uno de los lugares que más sorprendieron positivamente fue la visita a las murallas, donde el paisaje lo protagoniza la confluencia de los ríos Sava y Danubio. Pero con un detalle que no podía pasar desapercibido. En pleno monumento medieval y cubiertas por la nieve encontran dos pistas de baloncesto al aire libre, con sus gradas incluidas para que todo aquel que lo desee pueda disfrutar de los jugadores de la ciudad que cuando el tiempo lo permite disputan torneos en los que el orgullo es lo que se pone en juego.


Tras visitar los lugares más turísticos, de nuevo comida típica para comer y rápido regreso al hotel para recoger las maletas y subir al autobús rumbo a la Sala Pionir para disfrutar del partido ante Estrella Roja.

 

Los diez valientes fueron escoltados hasta sus localidades en el pabellón, detrás del banquillo malagueño, donde no pudieron celebrar la victoria del Unicaja. Pero eso sí, vivieron en primera persona uno de los ambientes más temidos en el baloncesto europeo. Seguro que para todos ellos fue una experiencia inolvidable, a pesar de que el conjunto malagueño se quedó a muy poco de la victoria.


Regreso rápido al aeropuerto y rumbo de madrugada a Madrid, donde el domingo por la tarde el Unicaja jugaría ante el Movistar Estudiantes. En la capital de España los aficionados del Unicaja continuaron un viaje que seguro que más de uno guardará en su memoria con especial cariño. Además, estos días con el que equipo de sus amores se remataron con la victoria malagueña en el Wizink Center madrileño.

 

4 días llenos de turismo y baloncesto que seguro que querrán repetir en el futuro. Siempre es bonito poder convivir con tus ídolos en viajes que sirven para comprobar la humanidad y normalidad de nuestros jugadores.