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Noticias


20 de octubre de 2022

Hasta siempre, Maestro Martín Urbano

José María Martín Urbano se ha citado con sus amigos en una cancha divina, a mano derecha según se va al cielo, que diría alguna canción. Como más le gusta, ha comenzado una charla en la que están planificando el Unicaja de las estrellas él, su inseparable Alfonso Queipo de Llano y su otrora rival, ahora compañero en el banquillo más malagueño del Paraíso, Javier Imbroda. Todo ello recogido en la crónica de Paco Rengel y con el apoyo de su añorado Paco Moreno, que seguro le ha dado un abrazo inmenso y un balón naranja de los clásicos al abrirle las puertas del cielo. Allí ha ido a visitar la Plaza de los Mártires más divina, en la que le esperaban sus venerados Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso.

El baloncesto malagueño en este 2022 está de luto por respeto a las figuras pioneras que pusieron las canastas esenciales en nuestra ciudad.

 

José María Martín Urbano nos ha dejado viendo a su equipo en el Martín Carpena, desde la tribuna de prensa, donde escribía desde hace décadas los análisis técnicos y tácticos del Unicaja para el Diario Sur. Poético pero triste, como decía Ibon Navarro en la rueda de prensa post partido, pero no podía ser de otra manera. Martín Urbano vivió y murió con el baloncesto.

 

Fue un hombre del deporte, una de esas figuras esenciales por la vitalidad, energía y pasión con las que afrontaba cada día y que transmitía a todo el que le rodeaba. Maestro de vocación y profesión, ayudaba a los jóvenes en todas las facetas de la vida. Si ibas a buscar su ayuda, la encontrabas, y si él detectaba las dudas del prójimo, también acudía a solucionarlas. Sería muy difícil enumerar la cantidad de personas que desde muy jóvenes gracias a Martín Urbano se enamoraron del baloncesto, contagiaba amor por la canasta en cada uno de los latidos de su corazón que, maltrecho, ayer sonó como una bocina de final de partido.

 

Corría el año 1977 cuando Martín Urbano y Alfonso Queipo de Llano consiguieron el apoyo de la Caja de Ronda para poner las primeras piedras de nuestro Club. En las dos décadas anteriores Martín Urbano y Queipo de Llano ya se habían unido para hacer grande el baloncesto pasando por los colegios y canchas de nuestra ciudad y provincia. Fue una pareja insustituible. Hablar de uno sin tener presente al otro no tendría sentido. Sin ellos no sería posible estar hoy en una Málaga declarada como ciudad de baloncesto, una definición que Martín Urbano y Queipo de Llano se empeñaron en hacer realidad.

 

En la década de los 80 ellos fueron protagonistas desde nuestra tierra del cambio del baloncesto español, cuando el deporte de la canasta se puso de moda en nuestro país y desde entonces solo ha hecho crecer. Participaron en la creación de la liga acb, trajeron a Málaga a jugadores de primer nivel, diseñaron el primer gran equipo de Málaga junto a Mario Pesquera y, por supuesto, vivieron con pasión aquellos derbis inolvidable frente a Mayoral Maristas.

 

Tras estar en primera línea, llegando a dirigir al Caja de Ronda en 68 partidos, Martín Urbano pasó al trabajo en la cantera de Los Guindos. Si siempre estuvo cerca de los jóvenes y disfrutaba trabajando con ellos, aquellos años de inicio de los 90 puso las bases para que muchos jugadores malagueños dieran el salto definitivo hacia la élite del baloncesto español, europeo y mundial. Fue crucial para que todo el mundo se pusiera de acuerdo y que Carlos Cabezas cambiara Marbella por la cantera del Unicaja en infantiles. El último equipo que José María dirigió en la cantera del Unicaja fue el Junior de los chicos nacidos en los años 1979 y 1980, donde unos jovencitos Berni Rodríguez y Germán Gabriel comenzaban a confirmar todo el baloncesto que desde pequeño José María sabía que tenían dentro.

 

Pasaron los años y José María Martín Urbano fue testigo y cronista de los grandes logros del Unicaja. Recogido queda en la hemeroteca del Diario Sur y en tantas tertulias radiofónicas en la Cadena Cope o Canal Sur e incluso, a la más absoluta vanguardia, en el canal de Twitch del periódico Sur. Finales, títulos, viajes a la Copa del Rey... su pasión por el baloncesto le llevaba a estar allá donde había un partido. Pero también te encontrabas a José María en los encuentros de cantera, donde disfrutaba conociendo de primera mano a las posibles figuras del Unicaja del futuro. Así conoció al que hoy es capitán del Unicaja, Alberto Díaz, en un partido que se jugaba en Los Guindos y en el que un pequeño pelirrojo destacaba por su forma de jugar y por el que José María se acercó a preguntar a su entrenador, Francis Tomé, que lo recordaba con cariño por su apoyo continuo año tras año. Lo hacía con todos los jugadores, entrenadores y clubes de nuestra ciudad.

 

Es un día triste después de haber pasado uno de los partidos con las sensaciones más terribles en el Martín Carpena, pero José María nos ha dejado como más le gustaba. Después de haber vivido una semana llena de pasión cofrade, reunión con sus amigos y completada con un partido de baloncesto de su Unicaja. El guión final hubiera sido perfecto, de no ser porque el capítulo definitivo se adelantó varias temporadas.

 

Siempre en nuestro recuerdo, José María. Un hombre hecho por y para el baloncesto.

 

Hasta siempre, Maestro Martín Urbano