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Unicaja Salud y Rendimiento


4 de marzo de 2019

"Return to Sport" en lesiones de Ligamento Cruzado Anterior

¿Cuándo volver a la práctica deportiva tras haber sufrido una lesión de ligamento cruzado anterior de rodilla? ¿Qué evolución debe tener la lesión? Repasa este artículo del Dr. Nogales Zafra para resolver tus dudas

La reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) es hoy una de las cirugías más frecuentes en el mundo. Los LCA son los encargados de regular la cinemática articular y son también los órganos sensores que informan de la musculatura periarticular, influyendo sobre la posición de las superficies articulares, la dirección y la magnitud de las fuerzas y, de forma indirecta, distribuyen las tensiones articulares. Con una visión clínica, la primera función del LCA es impedir el desplazamiento anterior de la tibia con relación al fémur, prevenir la laxitud en varo o en valgo, y control de las rotaciones.

 

La cirugía del LCA nos remonta a casi cien años de antigüedad, en la que he sido participe de esta evolución en los últimos treinta y seis años. Infinidad de técnicas quirúrgicas, incluso estudios de autores de principios del siglo XX, a veces verdaderos visionarios, nos han permitido llegar al conocimiento de esta patología. La aparición de la cirugía artroscópica en los años 80, supuso una verdadera revolución en el tratamiento de estas lesiones, al poder realizar la reconstrucción con incisiones mínimas.

 

Obviando temas tan importantes en la técnica quirúrgica, como, diagnóstico, elección del tipo de injerto, sistemas de fijación, tratamiento de las lesiones concomitantes, elección de los sistemas de recuperación funcional etc.., nos centraremos en la pregunta que nos hacen todos nuestros jugadores:

¿Cúando puedo volver a jugar?

Una complicación devastadora de volver al deporte después de la reconstrucción de LCA es una segunda lesión del ligamento.

 

Una fuerte evidencia ahora indica que los atletas más jóvenes y más activos tienen un riesgo particularmente alto de una segunda lesión de LCA y este riesgo es mayor dentro de los primeros dos años posteriores a la reconstrucción.

 

Hasta ahora estábamos acostumbrados a oír que tal jugador tenía un tiempo estimado para volver a las canchas de 6 meses. Durante años, los cirujanos ortopédicos hemos compartido estos criterios, pero estudios recientes, basados en la evidencia científica, nos dicen que estábamos equivocados.

 

Y qué nos dicen estos estudios. Pues bien, la incidencia de una nueva lesión de LCA después de la reconstrucción y el retorno al deporte varía del 25% al 33% en poblaciones jóvenes y activas. Con mayor riesgo dentro del primer año, es decir y aquí lo escalofriante del tema, es que uno de cada tres pacientes puede volver a tener una lesión de LCA. Esta probabilidad aumenta de 3 a 6 veces cuando el atleta es menor de veinte años. Las atletas femeninas son 4 veces más propensas a sufrir una segunda lesión de LCA y 6 veces más propensas a sufrir una lesión contralateral que los atletas masculinos, o sea que no solo pueden volver a tener una lesión en la misma rodilla, sino que existe riesgo evidente de padecerla en la sana.

 

Por tanto, si fuésemos consecuentes y estrictos, no deberíamos permitir el retorno al deporte hasta los dos años de la cirugía. Pero en qué nos basamos para afirmar esto.

 

¿Cuál sería la evolución perfecta de este ligamento reconstruido?

En primer lugar, el injerto debe someterse a repoblación y proliferación de células, revascularización y reinervación para restablecer con éxito las propiedades nativas del ligamento, y esto se consigue pasados dos años.

 

Por otra parte, al romperse el LCA la función sensorial se pierde y la reinervación no se restaura por completo, por lo cual el control de la articulación se realiza a través de los mecanoreceptores y fibras sensoriales del tejido periarticular. De ahí la importancia en la fase de recuperación del trabajo propioceptivo.

 

Igualmente necesitamos la maduración del injerto, es decir la ligamentización del mismo, que varía evidentemente del injerto utilizado, pero que a largo plazo no existirán diferencias significativas.

 

Debemos actuar sobre el control neuromuscular y la fuerza del cuádriceps, para prevenir déficits de fuerza en flexión y extensión.

 

Diversos protocolos actualizados y consensuados en la rehabilitación postoperatoria, nos irán marcando el camino hasta el ansiado “return to play”.

 

La recuperación de la salud y las funciones basales de la rodilla debe ser un requisito antes de volver al deporte después de la reconstrucción de LCA.

 

A modo de resumen, decir, que no debemos permitir la vuelta a las canchas antes del año, aunque lo recomendable sería esperar dos años. ¿Pero quién le pone el cascabel al gato?

 

Dr. José Nogales Zafra

Coordinador Servicios Médicos Unicaja Baloncesto